El cuidado del cabello siempre ha sido fundamental para la belleza tanto masculina como femenina.

Por cierto, la belleza y salud de nuestro cabello nos da una inmediata sensación de confianza y bienestar, aunque no siempre le dedicamos la atención necesaria. De todos modos, también es cierto que en este último período se nota cada vez más la tendencia de todos al cuidado diario personal. Hemos aprendido a prestar atención y dedicar cuidados a nuestro cuerpo, a nuestra piel... ¿pero estamos seguros de dedicar la misma atención también a nuestro cabello? En efecto, ¡él también necesita una completa regeneración!  
No todos saben que nuestra cabellera requiere cuidados ya desde la juventud, porque su proceso de envejecimiento es gradual y sufre aceleraciones según el grado de estrés al que ha sido sometida a lo largo de los años.

Comencemos entonces por los fundamentos teóricos. En efecto, solo conociendo mejor nuestro cabello y prestándole la atención que se merece podremos brindarle todo lo que necesita para mantenerlo bello y saludable.

El crecimiento del cabello se caracteriza por tres fases de actividad que se repiten de manera cíclica. No todos los cabellos afrontan simultáneamente la misma fase, por lo que se alternan períodos de crecimiento intenso con otros de estasis o de involución. La primera fase, denominada anagen, es la de crecimiento: en este período –que dura de 2 a 6 años–, dentro del bulbo se generan continuamente nuevas células y el cabello crece unos 0,4 mm por día. La fase anagen está muy influenciada por factores hereditarios y hasta por el sexo de cada uno, en efecto dura generalmente más en la mujer que en el hombre.

Al término de este período, el cabello pasa a una segunda fase de involución denominada catagen. En esta fase –que dura alrededor de dos semanas– el bulbo agota su función y el cabello comienza a acercarse al término de su ciclo vital. Sin embargo, antes de dar lugar al nacimiento de un nuevo cabello, el bulbo atraviesa su tercera y última fase de actividad, denominada telogen. Esta fase dura de 2 a 4 meses, a lo largo de los cuales el folículo se mantiene inactivo. Al cabo de esta fase, el cabello cae por acción del empuje ejercido por el nuevo cabello que está naciendo, dando inicio a otra fase anagen.

Por supuesto es inevitable que, a lo largo de su ciclo de vida, el cabello sufra la influencia de numerosos fenómenos que comprometen su crecimiento o integridad. Los factores de estas alteraciones del ciclo de vida capilar pueden ser térmicos, medioambientales u hormonales. En efecto la polución, los rayos solares, el uso de secadores o planchas, e incluso el estrés ejercen gran influencia en la fase anagen, que puede ralentizarse dando como resultado un cabello más fino y corto. Asimismo, cabe señalar que la caída del cabello puede ser fisiológica o patológica: para conocer las causas de la fragilidad capilar existen determinados exámenes que ayudan a diagnosticar eventuales trastornos del cuero cabelludo – como caspa o seborrea. Por todas estas razones es necesario que las mujeres, en las distintas fases de su vida, se ocupen específicamente de promover la regeneración de su cabello o bien, en caso de daños más evidentes, de emprender un tratamiento de reconstrucción.

Regeneración y reconstrucción son dos términos que a menudo la gente tiende a confundir e intercambiar. Sin embargo, se trata de dos conceptos muy diferentes que responden a distintas necesidades. 

El verbo regenerar deriva del latín regenerare, que significa “dar nuevo ser a algo que degeneró”, o sea, no se trata de crear de la nada, sino de restablecer el vigor y la plenitud de algo existente.

La regeneración capilar consiste en recuperar las propiedades originarias del cabello, restableciendo su fuerza y vitalidad. Esto da como resultado un aspecto siempre joven, lozano, desde las raíces hasta las puntas. Se trata de una especie de “armadura” que defiende el cabello aportándole a la vez fuerza. El efecto es el de una extraordinaria suavidad y un cuerpo sin igual. Para lograr estos resultados, Medavita cuenta con un aliado irremplazable: la línea Prodige. Consiste en un tratamiento regenerador completo, intenso e inmediato, que revitaliza y restablece la resistencia natural del cabello. Responde a cualquier grado de daño estructural, actuando selectivamente en los puntos más afectados de la fibra capilar.

Un protocolo de tratamiento personalizado, de alta intensidad y baja frecuencia que se activa en el salón y se implementa en casa.

El resultado es una cabellera regenerada, suave, esplendente y resistente en tan solo cuatro semanas

Por otro lado, deriva del latín también el término reconstruir, precisamente del verbo reconstruere, que significa “volver a construir”. En el campo de la arqueología, por este término se entiende “completar gráficamente la arquitectura de un edificio o monumento antiguo, conjeturando las partes faltantes en base a las ruinas existentes o a los indicios conocidos”. Se trata de un término con varias acepciones, pero su significado profundo es siempre el mismo: armar nuevamente algo que se había destruido.

Medavita dedica su línea B-Refibre, caracterizada por un intenso color naranja a raíz de su contenido de β-caroteno, precursor de la vitamina A y eficaz antioxidante que combate los radicales libres y los efectos de la edad, precisamente a aquellos cabellos que requieren reconstrucción, aportándoles una nueva estructura. Como es sabido, la estructura de nuestro cabello está compuesta sobre todo por queratina, una proteína que consta a su vez de nada menos que 19 aminoácidos. Se denominan aminoácidos puros aquellos que no pueden ser sintetizados por nuestro organismo. Son ocho, entre los cuales mencionamos la serina, treonina y carbocisteína.

Amino Concentré es el complejo que contiene precisamente estos tres aminoácidos puros para restituirlos al núcleo del cabello. Con Beta Refibre, Amino Concentré presenta además otros tres aminoácidos: el ácido glutámico que produce glutamina –el aminoácido más presente en nuestro organismo pero que se va produciendo cada vez menos con el avance de la edad adulta, por lo cual es fundamental incorporarlo para estimular la generación del cabello–; la arginina, cuyo efecto vasodilatador estimula el crecimiento del cabello; y la glicina, que estimula la producción de queratina.

Por cierto, la confianza en nosotros mismos depende en gran parte de nuestro cabello. La buena noticia es que su salud, fuerza y belleza dependen principalmente de nosotros, ¡por tanto cuidémoslo!